Comunicación para el Buen Vivir: diálogos desde el sentir, el pensar y el hacer colectivo
En los contextos latinoamericanos marcados por la desigualdad, el despojo y la fragmentación social, la comunicación ha sido históricamente instrumentalizada
En los contextos latinoamericanos marcados por la desigualdad, el despojo y la fragmentación social, la comunicación ha sido históricamente instrumentalizada
La cartografía social ha emergido como una herramienta metodológica, pedagógica y política significativa para comprender y transformar los territorios desde las voces de quienes los habitan. Este artículo presenta una reflexión desde la práctica sobre el uso de la cartografía social en contextos comunitarios en Medellín, particularmente en la Comuna 8, como una metodología participativa que articula memoria, identidad, derecho al territorio y producción de conocimiento situado. Se busca mostrar cómo esta herramienta ha sido apropiada por comunidades excluidas del relato oficial de ciudad, para reapropiarse de su espacio, narrar su historia y proyectar alternativas de vida digna desde los márgenes urbanos.
La sistematización de experiencias no llegó a mi vida como una técnica académica. Llegó como una urgencia. Una necesidad de no perder lo vivido, de poder comprender mejor lo que hacíamos en colectivo, de mirar hacia atrás sin nostalgia, pero con profundidad. En este artículo quiero compartir mi vivencia personal con la sistematización: cómo la fui descubriendo, qué sentidos le encontré y por qué se ha convertido en una de mis herramientas más poderosas para el trabajo social y pedagógico.
En un mundo atravesado por profundas desigualdades y transformaciones constantes, la educación popular se presenta como una herramienta vital para sembrar esperanza, crítica y acción colectiva. Desde sus raíces latinoamericanas, esta práctica pedagógica no puede desligarse de los procesos históricos de cambio social, ni tampoco limitarse a metodologías. Es, ante todo, una apuesta ética y política por la transformación.